lunes, 25 de mayo de 2009

La maldición de Dios contra Israel por abandonar la Teocracia


Sagrada Biblia - Deuteronomio (continuación de las maldiciones)
"...Por no haber servido a Yavé alegre y de buen corazón, en abundancia de bienes, habrás de servir en hambre, en sed, en desnudez y en la indigencia de todo a los enemigos que Yavé mandará contra ti; El pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta que te destruya. Yavé hará venir contra ti, desde lejos, desde el cabo de la tierra, una nación que vuela como el águila, cuya lengua no conoces, gente de feroz aspecto, que no tiene miramientos con el anciano ni perdona al niño, que devorará las crías de tus ganados y el fruto de tu suelo, hasta que seas exterminado; no te dejará ni trigo, ni mosto, ni aceite, ni las crías de tus vacas y de tus ovejas, hasta hacerte perecer. Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en tierra las altas y fuertes murallas en que habrás puesto tu confianza; te asediará en todas tus ciudades, en toda la tierra que Yavé, tu Dios, te habrá dado. Comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y tus hijas, que Yavé, tu Dios, te habrá dado; tanta será la angustia y el hambre a que te reducirá tu enemigo. El hombre de entre vosotros más delicado y más hecho al lujo mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer que en su seno reposa y a los hijos que todavía le queden, para no tener que dar a ninguno de ellos de la carne de sus hijos, que él se comerá, por no quedarle otra cosa que comer en el cerco y en la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades.

La mujer de en medio de ti más delicada, la más hecha al lujo, demasiado blanda y delicada para probar a poner sobre el suelo la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido que en su seno reposa, a su hijo y a su hija, a las secundinas que salen de entre sus pies y al hijo que acaba de dar a luz; porque, faltos de todo, llegaréis hasta comer todo eso en secreto; tanta será la angustia y el hambre a que te reducirá el enemigo dentro de tus ciudades. Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Ley, escritas en este libro, temiendo este glorioso y terrible nombre, el de Yavé, tu Dios, hará Yavé portentosos tus azotes y los azotes de tu descendencia; azotes grandes y continuos, enfermedades graves y obstinadas; arrojará sobre ti todas las plagas de Egipto, ante las cuales te aterrorizaste, y se pegarán a ti. Vendrán sobre ti toda otra clase de enfermedades y azotes, no escritos en el libro de esta Ley. Yavé te los echará encima, hasta que seas exterminado; quedaréis pocos, cuando erais como las estrellas del cielo en muchedumbre, por no haber escuchado la voz de Yavé, tu Dios. Así como se gozaba Yavé en vosotros haciendoos beneficios y multiplicandoos, así se gozará sobre vosotros arruinandoos y destruyendoos.

Así seréis exterminados de la tierra en la que vais a entrar para posesionaros de ella, y te dispersará Yavé por entre todos los pueblos del uno al otro cabo de la tierra; y allí servirás a otros dioses, que ni tú ni tus padres conocisteis, leño y piedra. Tampoco en medio de estos pueblos tendrás tranquilidad ni hallarás punto donde posar tranquilamente la planta de tus pies; por el contrario, te dará Yavé un corazón pávido, unos ojos decaídos y un alma angustiada, y tendrás día y noche la vida pendiente como de un hilo ante el día; día y noche estarás temeroso y no tendrás seguridad; a la mañana dirás: Oh, si fuese de noche. Y a la noche dirás: Oh, si fuese de día, por el miedo que se apoderará de tu corazón y por lo que tus ojos verán. Acabará Yavé por haceros volver en naves a Egipto, por el camino de que te había dicho: No volverás más por él; allí seréis ofrecidos a vuestros enemigos en venta, como esclavos y esclavas, y no habrá quien os compre."

Teodoro Darnott

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