miércoles, 25 de marzo de 2009

Entrevista a Laila Khale, en el 60 aniversario de Al Nakba


AMÁN.- Leila Jaled comenzó a militar en el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) desde el exilio, siendo una adolescente, impulsada por la frustración de la ocupación y sus propios recuerdos de la 'Nakba', la 'catástrofe' con la que los árabes señalan la creación del Estado de Israel en Palestina.

Para explicarlo, la memoria de Laila se remonta a abril de 1948, cuando, con 4 años, escapó con su madre y hermanos de su ciudad natal, Haifa.

Pregunta.- ¿Cuándo toman la decisión de marcharse de Haifa?
R.-"Había duros enfrentamientos en nuestra calle y solíamos escondernos bajo las escaleras. Eramos ocho hermanos y nuestro padre combatía, así que pasábamos el tiempo corriendo hacia las escaleras con nuestra madre. Un día decidió que nos teníamos que marchar al Líbano, ya que ella era libanesa y tenía familia allí. Pero, cuando íbamos a salir, yo no aparecía. Me había escondido tras una enorme cesta de dátiles en la cocina, y me negaba a salir alegando que si me iba se la llevarían los judíos. Aquello nos retrasó, y cuando salimos por la puerta vimos cómo el coche que debía llevarnos era alcanzado por una bomba. Los vecinos pensaron que yo había salvado a mi familia".
"Días después, los combates eran tan duros que yo era la primera que quería irme. Mi madre aceptó la idea. Cogí leche en polvo para mi hermana pequeña, que sólo tenía 40 días, y nos metimos en un coche hasta el sur del Líbano. Mi madre lloró todo el viaje. Cuando llegamos a la casa de mi tío, éste tenía naranjos en el patio. Los niños tratamos de coger naranjas, pero mi madre nos golpeó en la mano: 'No las toquéis porque no son vuestras. Las vuestras están en Haifa. No lo olvidéis nunca'. Desde entonces odié las naranjas".

Su madre pensó que volverían en un año, como el resto de los palestinos que huyeron de la guerra, sin sospechar que era un viaje sin retorno. "Los británicos nos animaban a marcharnos diciendo que cuando acabaran los combates podríamos volver".

Así que se fueron casi con lo puesto. Leila no ha podido volver jamás a Haifa pese a que, admite, es "su mayor sueño". Ni siquiera sabe si su casa sigue en pie, aunque las últimas noticias, de hace cuatro años, era que permanecía entera y deshabitada.

Su padre se reunió con ellos años después, tras un periplo de combates por varios puntos de Palestina y ser arrestado y encarcelado en Gaza. Para entonces, la joven Leila sólo pensaba en emularle.

"Debemos tomar el ejemplo sudafricano para alcanzar la paz"
En los últimos 60 años, desde la 'Nakba', Leila sólo ha pisado Israel en 1996, tras ser elegida parlamentaria en las elecciones palestinas. No pudo visitar Haifa ni tampoco Jerusalén, pero sí Gaza y Ramala.

P.- ¿Cuáles son los principales errores palestinos en estos 60 años?R.-"Tras la 'Nakba', los palestinos confiaron en que los árabes lograrían la liberación de Palestina. Tras la guerra de 1967, se dieron cuenta de que debían tomar la causa en sus manos. Otro error, enorme error, fue (el proceso de) Oslo, porque desvió el camino de la lucha. El último gran error es la actual división entre Fatah y Hamas: ambas partes, todos nosotros seguimos estando ocupados. Ni Abu Mazen ni los dirigentes de Hamas pueden moverse sin permiso israelí. Por eso, en el FPLP concentramos todos nuestros esfuerzos en lograr el diálogo entre Fatah y Hamas, la división está en contra de los intereses palestinos".

Leila Khaled no considera que los ataques suicidas, que tanto han empañado la imagen de la resistencia palestina, formen parte de esos errores.

"No creo que sea una estrategia a seguir, pero no los condeno. En el FPLP no solemos usar estas tácticas, sólo lo hemos hecho en dos ocasiones, pero la pregunta es por qué una persona llega a hacer algo así. Las medidas de Israel contra los palestinos han sido tan radicales que han logrado que, para nosotros, la distancia entre la vida y la muerte sea casi cero. De ahí que algunos usen sus cuerpos como armas contra los ocupantes".

La dirigente del FPLP considera que el "comportamiento de la gente bajo la ocupación es imprevisible", de ahí que espera un nuevo giro en los territorios palestinos, donde la miseria provocada por el cerco, especialmente en Gaza, ha llegado a límites insostenibles, aunque no se atreve a aventurar qué forma adoptará esta eventual y nueva fase del conflicto.

P.- ¿Cree en una paz entre israelíes y palestinos?"
R.-Sí, claro. Creo que si Israel deja de ser un estado sionista la paz es aplicable. Pero cuando hablamos de un Estado palestino hablamos de un paso hacia la solución del problema, porque la clave es el regreso de los refugiados. Nuestra lucha es por la tierra y por la gente. Mientras los palestinos no vuelvan, como dicta la resolución de la ONU 194, que obliga a Israel a aceptar el retorno y a devolver las propiedades a los palestinos, el conflicto continuará y eso seguirá afectando al mundo entero".

Su deseo es la instauración de un estado democrático donde los refugiados regresen, y palestinos e israelíes convivan en igualdad de condiciones.

"Que nos dejen regresar y entonces discutiremos juntos, podemos llegar a una solución democrática y humana que ponga fin a este conflicto. Si no tomamos en consideración a ambas partes en conflicto no habrá solución. Debemos tomar el ejemplo sudafricano para lograr la paz".

MÓNICA G. PRIETO

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